No cambies nunca de David Sánchez

Tenía una deuda pendiente en este blog bastante grande aunque realmente es un culpa compartida. Estoy intentando liar a un amigo para que comente novelas gráficas, terreno en el cual no me he movido mucho y que él domina. Sin embargo, viendo su retraso, he decidido lanzarme por mi cuenta y riesgo porque es un género que poco a poco va interesando cada vez a más personas y mi curiosidad también va en aumento. Mientras paseaba este año por la Feria del Libro de Madrid vi firmando sus obras a David Sánchez autor de novelas gráficas. Al pasar la primera vez por su caseta había bastante gente. Pero a la vuelta no había nadie, ni siquiera el autor que estaba echándose un cigarro en el backstage. Así que aproveche la falta de público para comprar su última obra, No cambies nunca (publicada en Astiberri), y me dispuse a esperar pacientemente a que el autor volviera de su receso.

David Sánchez (Madrid, 1977) lleva camino de convertirse en una figura de referncia dentro del mundo de la novela gráfica de nuestro país. Antes de dedicarse a esta actividad se ganaba la vida como ilustrador y diseñador de camisetas. Con su primera novela gráfica, Tú me has matado (2010), consiguió el premio al Autor Revelación en el Saló Internacional del Cómic de Barcelona. Ha colaborado con prensa escrita en medios tan importante como El País, Público o Rolling Stones.

El tema de fondo de la novela No cambies nunca está bastante alejado de los contextos románticos donde suele aparecer la frase. David Sánchez se sirve de ella, normalmente asociada a historias de amor apasionadas, para meterla en un contexto totalmente diferente: la investigación científica. La novela se articula por tanto en torno de científicos sin remordimientos, criaturas terribles, relaciones enfermas y una soledad terrible. Una historia de terror que es sirve como reflexión del mundo moderno donde se experimenta con los seres humanos creando horribles criaturas (literal y literariamente hablando).

Sánchez se vale de tres parejas de protagonistas para contarnos esta historia, aunque en torno a ellos hay una serie de personajes secundarios que hilvanarán las historias . La primera es una pareja de científicos, un hombre y una mujer, que se encuentran en su laboratorio realzando un experiemento pero sin conseguir resultados. Entonces la mujer decide que hay que llevar el experimento a su siguiente fase, es decir, a la prueba con seres humanos. Desde entonces el hombre deja de ser su compañero para pasar a ser su cobaya.

La segunda pareja es un adulto y un bebé. El adulto se trata de un doctor. El bebé no es suyo. Una pareja se acerca a su consulta con la idea de proponerle que se quede con él. Pese a las reticencias inciales del doctor (soltero y drogadicto) acaba aceptando hacerse cargo del bebé. La pareja, que no sabemos quién es, está claro que tampoco son una pareja sentimental, más bien profesional. El bebé tampoco es lo que parece…

Por último, contamos con una tercera pareja, hombre y mujer de nuevo, que en este caso sí que son un matrimonio. Pero no por ello vamos a vivir una historia de amor. Su primera aparición es en un coche, presumiblemente de vuela de algún lado ya que es de noche. Hay una clara tensión entre ambos. De repente, una extraña figura aparece en la carretera, el marido pega un volantazo y el coche se sale de la carretera.

Hay poco elementos que nos permiten encuadran la historia narrativamente. Respecto al lugar en donde transcurre la historia puede ser que sea en Corea (hay un momento de la historia donde aparece una señalización en una carretera que parece escrita en su alfabeto). Respecto a en qué época no disponemos de ningún dato. La única referencia narrativa que aparece en todo el libro es “6 meses después” (el resto es todo diálogo o ausencia de diálogo). Por la estética de la ropa, de los coches que aparecen, de los productos tecnológicos pues parecería que está ambientada en los años 60-70. Sin embargo no se ajusta a la realidad tampoco. Por lo que podríamos decir que esta historia transcurre en un lugar y tiempo paralelo o que se trata de un ejercicio de ciencia ficción en el pasado.

El ambiente es realmente angustioso. La relación que tienen los personajes entre ellos y su evolución deja al lector sumido en la desesperanza, en el asombro y, a ratos, en la naúsea (tanto física como pisicológica). Como he dicho antes no soy un experto en novela gráfica. Así que una cosa que me ha resultado a mi novedosa puede ser que sea lo normal en el género. Y este elemento es la ausencia de narración. Es decir, en los cómics tradicionales a veces, en la parte superior de las viñetas aparecía un recuadro que servía al autor para poner un poco de contexto. En esta obra sólo en una ocasión (los ya mencionados 6 meses) Sánchez se sirve de este recurso, dejando casi la totalidad del desarrollo de la historia en el diálogo.

Una de las cosas que más valoro en la novela gráfica como género es que requiren dos cualidades: la escritura y el dibujo. Cuando uno escribe libros basta sólo una de las dos. Esto es una pega pero a la vez una ventaja. Uno puede compensar los fallos de una de las cualidades con el otro. Digo esto porque está bien dejar diálogos abiertos y temas por desarrollar (el espacio disponible puede que imponga esta necesidad) sin embargo en el desarrollo de la historia echo de menos un poco más de elaboración. Repito que puede ser más mi ignorancia sobre este género que demérito de la novela. Si bien en algunos casos este elipsismo (me parece recordar que el propio Sánchez califica la narración como críptica en una entrevista) es realmente efectivo en otros parece exceso y manierismo que, creo yo, debiera cuidarse para siguientes obras.

Respecto a la parte gráfica los dibujos están fenomenal. Colores planos, elegantes, usando sólo negro para realizar efectos sirven de un gran soporte para el libro y cuya calidad justifican, por sí solos, la compra del libro. Además tuve la suerte de que su firma vino acompañado de un dibujo hecho al momento por lo que pude comprobar in situ el proceso y la calidad de su técnica artística.

En fin, una gran novela gráfica llena de tensión, con una reflexión filosófica acerca del mundo científico y un ahondamiento en las debilidades y monstruos que escondemos todos los sere humanos bajo una apariencia de normalidad donde, aquellos que parecen los más evolucionados y refinados, son los primeros en pervertir el orden una y otra vez, cayendo en una espiral recurrente sin fin ni esperanza. Una gran novela gráfica que me anima a leer más tanto del género como de su autor.

PD: La prueba científica sobre personas, siempre y cuando sea consentida, no me parece mal ¿Quién soy yo para negar a un enfermo de cáncer una prueba a la desesperada para intentar salvar su vida? Lo que me parece reprobable es la prueba sobre animales a los que nadie puede consultar si están de acuerdo o no. Y encima cuando la prueba no es por el bien de la medicina sino el de la estética pues aún peor. Curiosamente esta semana me llegó un enlace sobre marcas de cosméticos que prueban sus productos con animales.

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