Juegos de Tronos ¿mejor que El señor de los anillos?

Hace casi dos años un amigo adicto a las series de televisión me dijo que se estaba quitando el mono de Spartacus gracias a una nueva serie producidad por HBO donde la sangre, las intrigas y la morbosidad (todos referentes importantes para él a la hora de juzgar una serie) campaban a sus anchas. Aunque me gustan las series (hoy en día es lo mejor de la televisión y posiblemente mejor también que el propio cine) me falta disciplina para tragarme todos los capítulos así que decidí dejar el comentario correr. Al poco volvió a mentarme la serie y esta vez añadió que la historia estaba basada en una colección de libros escritos por George R.R. Martin. Como por la lectura ya me pica más, decidí darle una oportunidad. Así comenzó mi adicción al fascinante mundo de Juego de Tronos. Hoy hablaremos de este libro y reflexionaremos si Juego de Tronos ha conseguido desbancar a El señor de los Anillos como la gran saga de la literatura medieval de ficción.

Martin es un escritor americano que nació el 20 de Septiembre del año 1948 en Nueva Jersey. Su talento literatio se manifiesta muy tempranamente, creando historias que vendía por unos centavos a otros niños de su barrio. Poco a poco se va interesando en los cómics y en la ciencia ficción. Con tan solo 21 años consigue vender su primera historia a la revista Galaxy, a la que pronto seguirían otras. Durante los años ’80 centra su atención en la televisión convirtiéndose en guionista de las producciones The Twilight Zone o The Beauty and the Beast. Durante los 90 vuelve a la literatura para enfrascarse en un proyecto titánico: una colección de 7 libros agrupados bajo el título Canción de hielo y fuego y cuyo primer volumen llevaría por título Juego de Tronos.

En este mundo, cuando juegas al juego de tronos, o ganas o mueres. El honor y la piedad no tienen cabida en el juego de tronos

Aunque ya hemos aclarado que Juego de Tronos no es el nombre de la saga nos referiremos a la misma con este nombre debido a la popularidad alcanzada gracias a la serie de televisión bajo este nombre. El género de Juego de tronos es el de la fantasía medieval. La trama se centra en Westeros, un reino demarcado por dos grandes fronteras. La primera es la costa. Más allá del mar se encuentran los bárbaros, humanos incivilizados que habitan reinos extraños y caóticos. La segunda frontera es una impresionante muralla al norte de Westeros que sirve de separación de la “Gente libre” y de otras extrañas criaturas consideradas animales mitológicos. Y es allí, en esa fascinante tierra al otro lado del muro, donde empieza el libro.

Esta claro que lo que sucede al otro lado de la Muralla va a tener una gran importancia de la historia. La genialidad de Martin es que apenas nos da pistas sobre lo que realmente allí acontece creado una gran tensión en el lector, que sólo empieza a satisfacer (un poco) su curiosidad al llegar al tercer… libro! Y el camino no se hace nada largo.

En Westeros reina Robert Baratheon (la historia comienza en el año decimoquinto de su reinado) que llegó al trono tras una revuelta contra la dinastía legítima , los Targaryen, con el apoyo de las grandes casas de nobles de Westeros, en particular de los Stark, los Tully y los Arrin. Las poderosas casas Lannister y Tyrell se mantuvieron al principio al margen, esperando el devenir de los acontecimientos. De la casa Targaryen solo quedan los descendientes del rey Viserys y Daenerys que viven en el exilio, al otro lado del mar. A medida que avanzamos en la lectura vamos descubriendo la historia que le precede y como los diferentes actores van tomando diferentes posiciones.

Robert va a Winterfel, castillo de su viejo amigo Eddard Stark, a pedirle que tome el cargo de Mano del rey, ya que su antiguo consejero, Jon Arrin, ha muerto en condiciones extrañas. Su viuda, a la vez cuñada de lord Eddard, envía un mensaje confirmando que su marido ha sido asesinado. A este clima misterioso se añade la circunstancia de que se acerca el invierno, lema de la casa Stark que habita en Invernalia, trayendo presagios oscuros.

El ritmo que marca Martin desde el comienzo es trepidante, llenando la trama de giros inesperados que mantienen al lector pegado al libro. Además consigue que tomemos partido por los persnonajes y riamos o lloremos con ellos. Hay un elemento poético subyancente en todo el libro, como en las grandes epopeyas clásicas. La repetición de ciertras frases (“Un Lannister siempre paga sus deudas” o “Se acerca el invierno”) era un elemento que utilizaba la literatura oral para recordar al oyente los personajes (“Aquiles, el de los pies ligeros”) y que añadían lirismo a la narración. Este lirismo contrasta a menudo con la brutalidad de las acciones de los personajes. No estamos ante una historia de Walt Disney. Sangre, traición, crueldad y sexo desbordado salpican las páginas de Juego de Tronos. Por eso cuando una vez le pregunte a mis amigos si es socialmente aceptable decir que Juego de Tronos es mejor que El señor de los anillos, uno de ellos me respondió que el primero era el after-hour del segundo.

Pratchett dijo en una ocasión que si tenías 12 años y no pensabas que El señor de los anillos era el mejor libro del mundo había algo raro en tu interior. Pero que si seguías pensando con 40 años que era el mejor libro definitivamente algo no andaba bien contigo. Quizás porque me encuentro más cerca de los 40 que de los 12 me siento más atraído por Juego de tronos. Primero porque los giros en Juego de tronos son más inesperados que en El señor de los anillos. Uno sabe más o menos cómo va a acabar la saga de Tolkien mientras que con Martin uno nunca entiende muy bien hacia donde vamos (esperemos que él si lo sepa porque le quedan aún dos libros por publicar).

Respecto a los personajes, El señor de los anillos no realiza una penetración piscológica muy importante. En Juego de tronos uno tiene la sensación de estar a veces ante un manual de piscología (o más bien de psicópatas). Esto se demuestra en las relaciones amorosas, donde hay pasiones y perversiones, mientras que en El señor de los anillos este componente casi brilla por su ausencia (creo recordar que de los personajes centrales solo Aragorn tiene una relación amorosa). Un poco irreal, como las muerte de los personajes “buenos”. Solo Boromir muere dentro de la comunidad del anillo (y no es bueno al 100%) mientras que en Juego de tronos cada dos páginas casca alquien, de todos los bandos. La crítica más fuerte que se le hace a Martin es el tratamiento tremendamente negativo de los personajes femeninos y en verdad uno piensa que si hubiera infierno la reina Cersei y Catalyn Stark deben estar ardiendo en él. Sin embargo hay también grandes personajes femeninos, como la fiel y honesta Brienne o la valiente Arya Stark. Aunque algo de verdad puede haber en esas críticas creo que son exageradas y no dañan a mi juicio la calidad de la historia.

La mayor diferencia de ambos libros es, en el fondo, una visión del mundo derivada del público al que se pensó contarle la historia. El señor de los Anillos es un libro para adolescentes donde prima el concepto de la lucha del Bien contra el Mal. En el fondo es un cuento mitológico, una cosmogonía, que retoma la tradición clásica de explicarnos el nacimiento del mundo a través de unos héroes enfrentándose a las adversidades que se les presentan para que aluz acabe triunfando sobre las tinieblas. Por su parte, Juego de tronos (un libro pensado tanto para adolecentes como para adultos) es un espejo más real del hombre. Todos poseemos cualidades buenas y malas, ambiciones honestas y desmedidas, que nos hacen actuar y no siempre de la mejor manera. Por supuesto que hay personas excepcionales en ambos extremos (y no cuesta coger manía o tomar partido por los personajes de la historia) pero Juego de tronos prefiere jugar en la gama de grises frente al blanco y negro de El señor de los anillos. Y esto siempre me ha parecido más interesante.

Un último apunte. Un libro generalmente es más rico que su adaptación audiovisual porque, pese a contar sólo con el papel, tiene muchas menos limitaciones. Dicho esto, la serie de televisión es excepcionalmente buena. Posiblemente la clave esté en que la realiza HBO y que el propio Martin (al que le deseamos una buena salud para que no nos deje sin el desenlace de la historia) ha colaborado en su elaboración como guionista de algunos capítulos.

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