Si en algún momento has visto que tus encías han tenido algún sangrado, no pienses que carece de importancia o que has sido demasiado brusco con la elección del cepillo o incluso con la forma de cepillarte los dientes. Por lo general este indicativo es señal inequívoca de que hay algún tipo de dolencia bucodental.
A veces por emplear demasiada fuerza a la hora de cepillarnos los dientes, podemos provocar un sangrado en las encías. Pero el sangrado entonces será puntual, ya que si se produce con cierta frecuencia no es más que el aviso de que hay inflamación en dicho tejido, que por lo general la causante de esto es la placa bacteriana.
Dicha placa si se acumula, y no se limpia como requiere, puede ir entrando en los tejidos gingivales, y empezar a producir molestias. Aunque la mala higiene no es el único desencadenante para tener dicho proceso inflamatorio, ya que el consumo de tabaco, de alcohol, una alimentación que se aleje de lo saludable, el estrés o incluso la propia genética del paciente propician los problemas gingivales. También hay que decir que hay más motivos como la diabetes, enfermedades inmunodepresoras o cambios hormonales también que pueden fomentar el sangrado gingival.
Pero, aunque hay muchos motivos que pueden influir, el más común precursor es la mala higiene bucodental, ya que fomenta el acumulo de sarro y es la acumulación de este el que da paso al sangrado y a la inflamación lo que suele desencadenar en una gingivitis. Dicha enfermedad, que de por sí ya es molesta, si no es atajada a tiempo puede desencadenar en una periodontitis, que sin duda es un problema serio y de cierta gravedad ya que el tejido de la encía va deshaciéndose progresivamente, incluso pudiendo llevar a la pérdida de dientes, y por supuesto afectando al global de nuestra salud.
Si detectamos que las encías nos sangran frecuentemente, debemos de buscar con cierta celeridad soluciones. Lo primero será visitar un odontólogo, para que nos diagnostique qué problema tenemos y ver qué es lo que lo produce. Cuanto antes sepamos el origen del problema, antes podremos ponerle solución.
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Evidentemente, habrá que mejorar los hábitos sobre nuestra higiene bucodental, en el caso de un fumador intentar dejar el tabaco, vigilar que la alimentación sea lo más saludable posible y si el consumo de alcohol es elevado, reducirlo lo más posible. Es importante incluir frutas y verduras ricas en vitamina C para favorecer la protección de estos tejidos y reducir al máximo el consumo de alimentos ricos en azúcar.
Además de intentar prevenir la gingivitis, debemos de incluir en nuestras vidas una buena profilaxis para intentar detener el avance de la gingivitis y poder evitar por todos los medios la periodontitis que antes citábamos.
Todos sabemos lo que nos aporta una buena alimentación y lo importante que es tener una buena digestión, pero se nos suele olvidar que dicha digestión empieza en nuestra boca, por lo que debemos de darle la importancia que merece. Poner todo de nuestra parte y visitar al dentista va a ser clave para gozar de una buena salud bucodental.