Se llaman transgénicos aquellos alimentos producidos a partir de organismos modificados mediante ingeniería genética, es decir alimentos a los que se les han introducido genes de otros alimentos. ¿Para qué se hace esto? Para obtener beneficios para la economía, otorgando a los alimentos unas características demandadas en el mercado que de otra forma no se conseguirían.
Los transgénicos son en definitiva alimentos genéticamente modificados que han sido diseñados principalmente para resistir insectos y plagas, lo cual puede considerarse un aspecto muy positivo, ya que ayudan a generar una producción limpia y con menos desperdicio.
Pongamos para entenderlo mejor un ejemplo concreto, el de la semilla transgénica del maíz Bt, que es una semilla modificada con el objeto de que resista plagas. ¿Cómo se consigue? En este caso las células de la semilla contienen el “bacillus thuringiensis”, una bacteria tóxica para los insectos.
Existen sin embargo muchos grupos que se oponen a la producción de alimentos transgénicos (ecologistas, grupos de defensa del consumidor) por los posibles riesgos que estos puedan tener para la salud y el medio ambiente. Sin embargo sus opiniones entran en conflicto con las ventajas que tiene la producción de estos alimentos para la economías, incluyendo pequeñas economías locales que se ven beneficiadas por la modificación genética.
Los alimentos transgénicos por excelencia son la soja, la cebada y el maíz.