¿Existe algo mejor que Cuando no sé quién soy cuando no sabes quién eres?

Claudia Torres Hernández es una joven escritora salmantina que ha publicado recientemente una obra poética tras su composición durante cuatro años. Todos sabemos que escribir un libro conlleva tiempo, esfuerzo y dedicación y, más aún, si a todo ello le sumas estar estudiando un grado universitario. Actualmente, Claudia está cursando su último año en el grado de Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca, tal y como nos explicita en la biografía de su obra: “Hace casi cuatro años de los inicios de esta obra, que a su vez comenzó con mi vida universitaria, la cual me ha ayudado mucho a fomentar y a crecer en este ámbito. Estudio Filología Hispánica.”. Pero, ¿qué motivó a nuestra autora a publicar la obra cuatro años más tarde? 

“Al ser tan joven y con poca experiencia académica y profesional, tenía miedo del fracaso y de las habladurías, pero gracias a una etapa de crecimiento personal y vital pude enfrentarme a estos miedos y superarlos con creces”, nos relata la misma. Con razón, todos muchas veces hemos tenido miedo de no llegar al triunfo o no alcanzar el éxito en cualquier ámbito de nuestra vida, pero siempre hay algo que al final nos hace atrevernos. “Más que algo, creo que siempre es alguien el que te impulsa a hacer lo que siempre has querido, indirectamente. Para mí, todo fue sentir la confianza plena que tenía mi pareja en mí y que yo nunca había tenido”, nos explica Claudia. Puesto que la literatura es inspiración, ¿qué mejor habría que tener alguien que te inspire?

El pasado mes de noviembre de 2024 se puso en venta la obra Cuando no sé quién soy, un libro de autoayuda y crecimiento personal, tal y como aparece catalogada en la Editorial Círculo Rojo que la promueve. La crítica de esta obra ha sido enormemente positiva, los lectores la han acogido en un tiempo récord e insuperable para una escritora tan joven como es Claudia. Los ejemplares han superado el límite de sus ventas en tan sólo cuatro meses desde su publicación, lo que nos es indicio de que esta autora promete. 

La sinopsis de la obra nos relata un mundo lleno de imperfecciones, donde las apariencias muchas veces engañan y donde el idealismo queda reducido a pura hipocresía. ¿Qué define para ti la vida en esta obra? – Le preguntamos a su autora. A lo que ella responde: “Para mí cualquier vida está llena de Cuando no sé quién soy, es decir, está llena de dudas, de caídas en el vacío donde sólo tocamos fondo y no conseguimos salir a flote, pero también la vida es aquello que nos hace levantarnos cada día, aquellas pequeñas cosas que nos hacen sonreír, aquello que nos rodea y nos hace bien”. No podemos estar más de acuerdo con ella, con su título y con su contenido. Cuando no sé quién soy no pretende alcanzar un público ideal, especializado o reducido. Sus palabras pueden llegar a cualquiera y hacerse identificar con cualquiera. Esta obra retrata el mundo que vivimos, los momentos en los que nos sentimos en un profundo contemptus mundi y en cuestión de segundos pasamos a un carpe diem que ojalá fuese eterno. 

Esta autora nos recuerda con sus versos que la vida hay que vivirla con positividad tanto en los buenos como en los malos momentos, porque sólo tenemos una y de nosotros depende cómo decidamos aprovecharla. 

En cuanto al proceso de escritura, que a todo lector le suscita interés, le preguntamos qué fue para ella escribir esta obra y todo lo que eso significa. “Lo que no soy capaz de decir” es como titula a uno de los más de sesenta poemas que incluye en su poemario de prosa poética. Nos comenta que ese poema relata a la perfección lo que es para ella escribir y de dónde surgió la maravillosa idea de crear esto.

Escribo. Porque escribiendo siento que puedo 

expresar todo lo que no sé decir. Porque escribir 

libera parte de mi interior que no soy capaz de 

proyectar externamente. Porque lo escrito se 

queda grabado y no tiene fecha de caducidad, 

como si lo tienen los sentimientos. Porque ver 

que la tinta se gasta y el papel se consume, me 

hace creer que lo estoy aprovechando como 

debería, que no estoy malgastando mi vida 

diciendo palabras que siento que no llegarán a 

ningún lado. Porque siempre podrás releer mis 

palabras tantas veces como quieras. Porque 

siento que Shakespeare ideó su pluma para 

convertirme en ella.

[“Lo que no soy capaz de decir”, Cuando no sé quién soy]

¿No parece que todos alguna vez nos vimos reflejados en ella, en cada una de sus líneas y de sus poesías? Lo cierto es que Claudia es capaz de transmitir con lo que nos dice y, sobre todo, por cómo nos lo dice. El mundo que retrata es un mundo coetáneo al que está viviendo, donde los mensajes son más fáciles de transmitir con una prosa sencilla y coloquial, pero sin dejar atrás el grado de cultismo del que se vale en numerosas ocasiones. 

“He leído muchos libros de autoayuda y no me los he podido terminar, pero esta obra es capaz de atraparme y hacerme adentrar en un mundo que todos compartimos y con el que me siento enormemente identificada” – nos relata una lectora. No hay mejor manera de alcanzar a un lector que haciendo que las lecturas se identifiquen con ellos, así la autora nos comenta en la sinopsis:

[Porque, a través de mis ojos, espero que veáis reflejados los vuestros. Porque cada texto que forma parte de mí aquí, espero que algún día llegue a formar parte de vuestras propias historias. Porque todos tenemos una carga en la espalda, pero lo difícil es lo que nos cuesta saberla llevar. Porque nos tenemos que dar cuenta de que la vida no es ideal, pero que la de cada uno sí que es especial. Espero que cada recuerdo que queda aquí grabado llegue a cobrar un sentido en cada una de vuestras lecturas. Espero que hagáis de todos estos textos personas a las que siempre os puedan recordar. Porque este libro lo he escrito yo, pero, una vez lo leáis, espero que pueda llegar a formar parte de vosotros.]

Esta obra es capaz de atrapar a cualquiera que la lea porque desde su cubierta vemos proyectado un mundo de aparente viveza, pero con un sombrío tono que siempre alberga en nosotros, aunque no lo queramos ver. ¿Qué significado pueden tener las ilustraciones y cubiertas elegidas? “Desde el principio, el tema subyacente de la obra es la primavera, con todo lo que eso conlleva: alegría, brillo, color, calidez, esplendor, etc. De ahí, los motivos florales que aparecen en cada una de sus páginas y que sirven para caracterizar esta obra. Considero que muchos lectores leerán la obra en momentos de bajón o de pérdida personal y podría ser una buena manera de alegrarles el día. A mí, al menos, una flor me alegraría hasta en el peor de mis días”, es lo que ella nos responde – continúa – “Además, cada flor suscita un aroma diferente al que se asocia un significado diferente. No sé mucho del mundo de la botánica, pero sí sé que las flores son importantes en vida y en muerte, es decir, en el momento álgido y en el más algente; por lo que no podría estar más relacionado con todo lo que en esta obra pretendo representar”. 

Claudia, ¿qué es de la temática amorosa en esta obra? El amor es uno de los temas más universales de todos los tiempos y la literatura siempre lo coloca como tópico connotado positiva o negativamente. Así, la autora nos responde: “Para mí el amor no tiene nombre, depende del que cada cual desee otorgarle, así como de la etapa en la que lo nombres. Todos hemos tenido momentos de duelo, de rabia, de pérdida o de distanciamiento de él, pero ninguno podemos admitir que sabemos (y podemos) vivir sin amor. Como ya mencioné al principio, el amor es el motor de nuestras vidas y creo que inconscientemente lo llevamos siempre dentro de nosotros, en los buenos y en los malos momentos. Entronca mucho con esta cuestión uno de los poemas introductorios que, como era esperable, lleva por título <Como (tú) quieras llamarlo>”. 

Estoy enamorada de ti. Se me encienden las pupilas cada 

vez que alguien menciona tu nombre. Cada vez que alguien 

te halaga, siento que es recíproco. Mi vida se vuelve más 

bonita cada vez que aportas cosas nuevas para ella. Me 

reconforta pensar que te tengo aquí. A mi lado. Sin 

secretos. Desnudos. Completos. Dispuestos a amar. A 

entregar cada parte de nosotros. Porque podemos. Porque 

queremos. Mi motín de escape. Mi chaleco salvavidas. Mi 

botiquín de primeros auxilios. Me sacias. Una sensación 

inexplicable. Al igual que lo son nuestras miradas. 

Transparentes. Sinceras. Llenas de ganas. Me transmites 

paz. Te asocio a tranquilidad. Lugar ameno. Eres mi locus 

amoenus. Carpe diem contigo. El collige, virgo, rosas que 

me haces sentir. Y el tiempo. El tiempo se vuelve fugaz. 

Volátil. Parece que el reloj ha acelerado su marcha. 

Quédate un ratito más te digo. Porque a tu lado. El tempus 

fugit me parece una utopía.

[“Como (tú) quieras llamarlo”, Cuando no sé quién soy]

Indudablemente el amor nos conquista hasta el más profundo de nuestros adentros y, como relata la autora, es imposible escapar de él. Así como conquista el amor, nos ha conquistado Claudia Torres Hernández con su obra poética. Nos sorprende que una persona tan joven sea capaz de llegar tan lejos con sus relatos y estamos seguros de que también lo hará personalmente.

Y como ella nos dice al final de su obra:

[Muchas veces el final llega aunque tú no lo quieras. Aunque desees que lo que estés viviendo sea para siempre. Muchas veces no depende de ti, en otras influyes notablemente. La verdadera realidad es asimilarlo. Asimila que ha acabado esa etapa de tu vida, y que la vida te sorprenderá con otra mucho mejor, o puede que no. Pero, la vida no es una vuelta en círculo, aunque así lo parezca. La vida no es como el planeta Tierra. La vida es impredecible, y tú no puedes predecirla. Así que, vive, deja vivir, y sobre todo, brilla sin apagar a los demás.]